viernes, 13 de enero de 2012

Cuánto sabes del perdón?


¿Te han herido alguna vez? ¿Has herido tu a alguien?

Si hay algo que caracteriza a un cristiano verdadero es la capacidad de amar y perdonar.

Jesús tuvo muchas cualidades increíbles: amó, sirvió, sanó, sufrió, se despojó de sí mismo por amor a gente que ni siquiera le retribuiría esos actos de entrega, sin embargo, Cristo, pendiendo desde la misma cruz rogó de corazón y honestamente a su Padre Dios que perdonara a aquellos que estaban causándole tanto daño, según él, porque no sabían lo que hacían.

Generalmente pasa que cuando nos comparamos con otros, peores que nosotros, nos hallamos aceptos, rectos, buenos y casi ejemplos a seguir... Pero honestamente cuando me comparo con Cristo, me doy cuenta que no soy nada, que ni siquiera sé bien como perdonar desde lo más profundo de mi ser, que guardo rencor como el humano que soy y que perdonar es una tarea más ardua y mucho más difícil incluso que cobrar venganza.

Pero me vuelvo a la cruz y veo a ese hombre... al Hijo de Dios rogando compungido que no se les tome en cuenta el pecado a sus flageladores. ¿Cómo alguien en el mismo lugar de la humillación, del escarnio, el dolor físico y psicológico e incluso del alma puede pedir cosa semejante? ¿Cómo pudo pedir por ellos?...

Por amor... el perdón requiere amor, un amor profundo y desinteresado en lo propio, un amor que mira hacia arriba, que busca "el bien superior", un camino más excelente... Cristo dijo eso, el nos ofreció un camino más excelente, el del perdón.

Hay veces en que cuando vivimos situaciones injustas rogamos a Dios por justicia, que el cobre, que el se haga cargo de la situación, pero ¿cuantas veces pedimos misericordia, perdón y bendiciones para aquellos que nos han tratado injustamente o dañado? Si eres honesto con Dios y contigo mismo, sabrás que no son muchas.

Sin querer ser majadero, sólo quiero concluir con animarnos a volvernos a Dios con más ahínco, buscarle con mucha más diligencia, y rogar perdón por nuestro corazón orgulloso y vengativo y decidir perdonar, por amor a nuestros hermanos, a nuestro prójimo, a nuestros enemigos y a la cruz de Cristo. Ese, es un camino más excelente y traerá mucho más fruto que cualquier otro que decidas tomar. Busca a Cristo de rodillas, clama a Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel y pídele que te muestre la paz del perdón. Cuando lo hagas estarás cada más cerquita de ser como Cristo... perdona.




(1)  “ Si nos damos cuenta, el perdonar es un acto unilateral e incondicional, así como lo es también el verdadero amor. No depende de que el otro haga su parte, sino de que yo haga la mía. Esa parte es perdonar toda ofensa recibida. ” 

“ No perdonamos porque se nos ha pedido perdón, y reconocido el error u ofensa. Perdonamos a nuestros deudores cuando TODAVÍA no han saldado la cuenta, y aunque NUNCA lo hagan. La Palabra dice: <<Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores>> (Mateo 6: 12) Como vemos, debemos perdonar cuando aún nos adeudan; no porque hayan cancelado la deuda. ” 

“Cuánto más tiempo necesitemos para perdonar a nuestro ofensor, esto será señal inequívoca de menor madurez cristiana por nuestra parte”

“ El no perdonar, significa que para el que no perdona, la Cruz es inferior al agravio que le han hecho. ” 

(1) Anexo extraído de http://www.centrorey.org/temas25.html




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