martes, 1 de noviembre de 2011

"Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. Santiago 5:13

miércoles, 25 de marzo de 2009, 16:12
Siempre hemos escuchado acerca del poder de la oración, su poder transformador en nuestro entorno y en las circunstancias adversas de nuestra vida... Verdaderamente he podido comprender que en la oración se encuentra la absoluta dependencia en Dios... Leer y escudriñar la Palabra es sin duda sumamente edificante y necesario, pero si no acompañamos eso de oración nos transformamos en meros receptores de Dios, y lo que El quiere es establecer una COMUNIÓN con nosotros, eso implica una relación recíproca...

En la oración podemos descubrir nuestro corazón a Dios, en la Palabra descubrimos el suyo... Cuan necesario es humillarnos delante de El reconociendo nuestra pequeñez e insignificancia ante su grandeza y santidad, nuestra torpeza muchas veces al creer que podemos entenderlo cuando lo cierto es que sus pensamientos jamás podrán llegar a ser como los nuestros y sus caminos... ¡cuan alejados están nuestros caminos de los suyos!

Orar es tal vez una de las tareas más difíciles para el ser humano, implica humillarse delante de Dios, arrodillarse y tener la fe de que El está ahí escuchándonos... y aunque Satanás trate de engañarnos diciendo que estamos solos o que no nos escucha, podemos tener plena certeza que El esta atento a nuestras oraciones... Cuando oramos entramos en una verdadera lucha contra las tinieblas, tal vez a eso se deba que cada vez que queremos hacerlo surge alguna interrupción, el telefono, el timbre o sencillamente el sueño... Satanás sabe que en la oración hay un poder sublime... el va a procurar evitar que dobles tus rodillas a toda costa...

La oración por los demás es una de las más edificantes, orar por nuestros hermanos es una experiencia realmente gratificante, son tantas las necesidades que surgen al pensar en los demás que pareciera que es tan poco el tiempo para orar, y eso hace de ese momento uno de los más cercanos a nuestro Padre y su naturaleza, quien se ENTREGÓ POR NOSOTROS, renunció a lo que era suyo para dárnoslo a nosotros... Aparta tiempo hoy para orar y olvida tus propias necesidades y cede ese tiempo para pedir por otros, resultará mucho más provechoso el momento y más vivificador en tu espíritu...

Santiago 5:16: " Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. "




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