martes, 1 de noviembre de 2011

Aún en la Agonía...

Pensando en el sufrimiento de Cristo, todo el dolor que tuvo que padecer por mí... (Mr. 15:16-20, 29-37)
Pensando en los apóstoles, que aún estando prontos a morir daban gracias a Dios de ser tenidos por dignos de sufrir por El... (2 Tim. 4:6-8)
Pensando en Esteban que minutos antes de morir y aún siendo lapidado por el pueblo incrédulo y resentido, no profirió palabras de maldición, más bien de bendición... (Hch. 7:54-60)
Pensando en todos aquellos héroes de la fe mencionados en Hebreos que fueron atormentados, azotados, apedreados, aserrados, de los cuales el mundo no era digno... (Heb. 11:36-40)
Pensando en Dios el Padre, que se ofende y "le duele en el corazón" cada vez que peco contra su Santidad...
Pensando aún en el Espíritu santo tantas veces ignorado por nosotros, el cual se contrista y apaga por causa del pecado...
Pensando en todos ellos, me doy cuenta de cuán lejos estoy de ser semejante a su Imagen y Semejanza en atributos... de cuán tonto soy por las veces en que la cotidianeidad me hace desviar la mirada de lo primordial, cuando lo secundario desplaza a lo urgente, o simplemente cuando la tristeza invade el corazón "engañoso y perverso"...
Pensando en todo ello, comprendo que lo importante no es como comienzas, sino como terminas, pienso en los muchos que han abandonado la carrera y miro con dolor al Señor observándonos perder el tiempo en palabrerías y contenciones sin sentido... (1 Tim. 1:3-11)
Y por sobre todo pienso en lo importante que es alentarnos unos a otros a no dejarnos vencer por el enemigo, en sostener a los débiles, en procurar estar firmes y en especial en LEVANTARSE SIN CESAR... quedarse en el suelo es lo peor que puedes hacer... lo ideal sería no caer, pero los tropiezos han de venir irremediablemente... pero te debes levantar, pararte otra vez... y otra vez... y otra más... sabiendo que somos peregrinos y extranjeros en este mundo, verdaderos advenedizos... y que si no fuera por la Gracia de Dios que nos sostiene y nos ayuda a levantarnos de nuevo no seríamos nada...

Que el dolor, las circunstancias, tus sentimientos, las ofensas, las malas experiencias, o lo que sea que te tenga en el suelo no te impida volver a pararte y seguir la carrera...

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
Antes en estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Rom. 8:35-39)

Nos pueden quitar la comida, nos pueden quitar la voz y nuestro derecho a expresarnos, nos pueden quitar la fuerza, y aún nuestra propia vida, pero nadie... nadie nos puede quitar jamás la fe en Aquel que se entregó por nosotros. NADIE...

Aún en dolor o angustia, y más aún en agonía... Alaba a tu Dios

"Todo se lo debo a El"







No hay comentarios: